Hacia poco había muerto Kristen, su hogar se convirtió en una triste avalancha de recuerdos para su
esposo Víctor, quien pasaba horas y horas contemplando la cama donde aun yacía
la imagen de ella acostada tranquila, lo que no suponía era que en esa hermosa
imagen de su cuerpo ya no corría oxigeno, y aunque el intentase despertarla una
y otra vez con un dulce beso en sus labios, estos aun permanecían secos tras
cada rose.
Su mente ahora era atormentada por aquella última imagen, el
último recuerdo que permanecía aun tibio. Muchos otros recuerdos no agobiaban
su mente, ni siquiera la muerte de su madre, que el logro contemplar sin poder
evitarlo, estaba en un estado de shock, donde sus ojos apuntaban fijamente a su
madre quien moría con agonía y dolor, una imagen que detallo solo, sin ninguna
compañía, sin ningún hombre que pudiese haberlo abrazado y dicho en un susurro
– Tranquilo, no pasa nada, todo estará bien –
Pero por desgracia esas palabras que tanto deseaba escuchar, ahora solo
eran polvo que se esparcía por un campo amplio hasta que ya era imposible ver
cada partícula. Todos aquellos momentos el los transformaba en como los hubiese
querido ver, pero con Kristen fue todo lo contrario, el aun veía su cuerpo
muerto en aquella que era su cama. Donde llegaron a pasar instantes muy
eróticos, que ambos disfrutaron con mucho placer.
Intentaba recordar que había pasado aquel último día con ella, solo que su mente
yacía en blanco y solo imágenes sin sentido pasaban al transcurrir varios
minuto, hasta que una imagen mas clara apareció en su mente Recordaba una
reunión entre amigos del trabajo, donde bebían y reían, Kristen se veía
hermosa, con un vestido negro de coctel junto con una cinturilla plateada, y
haciendo juego, unos tacones planeados que Víctor le había regalado de
aniversario. Todos reían con gran entusiasta, tal vez un chiste o una vieja
anécdota, no estaba muy seguro, pero de lo que si estaba totalmente seguro, era
que, no podía quitarle la mirada de encima a Kristen, no aguantaba de imaginar
que haría con ella después de esta agradable reunión. Esto por alguna razón lo
ínsito a beber y beber aun mas, paso de simples copas de champagne a fuertes tragos.
Poco a poco pasaban las horas y la sonrisa de Kristen
desaparecía con cada minuto que permanecía
allí, Víctor confundido le susurro al oído – Salgamos de aquí, si quieres – Su
voz entrecortada y su fuerte aliento a whisky enfureció a Kristen, hizo un
gesto desagradable y se retiro del grupo junto con Víctor. Se dirigieron al
auto donde comenzó una discusión ya que Víctor se sentía totalmente consiente
para manejar, pero Kristen sin mas se negó a subir.
Después de varios minutos Víctor cedió su puesto de
conductor y rápidamente volvieron a casa.
Su mente ahora estaba confusa, todo lo que había sucedido
antes de su muerte ahora era solo pocos recortes de recuerdos sin sentido,
¿Después de la reunión que había sucedido? ¿Tan solo se recostaron en la cama
esperando a que el sueño cerrara lentamente sus ojos?, aun en su cabeza rodaban
tantas preguntas sin respuestas, nuevamente la imagen de Kristen aparecía ante
sus ojos, dulcemente recostada en la
cama, su cabello ondulado tapaba delicadamente su rostro y las sabanas blancas
mantenían oculto su cuerpo desnudo.
Sin pensarlo dos veces se levanto de aquella silla que
mantenía frente a la cama para admirar sus recuerdos, y se coloco a un lado de
la cama, frente al cuerpo de Kristen. Mantuvo su mirada fija en tu rostro
tiernamente acomodado en la almohada, de reojo observo como la sabana se
extendía un liquido rojo, por su mente paso enseguida la palabra que
identificaba totalmente aquel liquido “sangre”.
Aparto la mirada rápidamente de su rostro y se dirigió hacia
la sabana que la cubría, donde se extendía ahora mas rápido la sangre,
confundido y muy asustado se alejó de aquel lugar para presenciar esa extraña
imagen producto de su imaginación, su corazón latía rápidamente, casi como si
quisiera escapar, su respiración se aceleró aun mas, hasta que era difícil
obtener mas oxigeno.
Siguió observando la cama, donde el veía la imagen muerta de
su esposa recubierta en sabanas rojas, goteando sangre de sus manos hacia el
suelo. Cada gota era un tormento para Víctor, emitía un sonido que lo
ensordecía a tal punto de tapar sus oídos con las palmas de sus manos y gritar
con fuerza, esperando que parara aquella tortura, cerró sus parpados lo más
fuerte que pudo y dejo de gritar, esperando que al abrir sus ojos esa imagen
tan horrible desapareciera.
Mientras abría lentamente sus ojos al mismo ritmo que bajaba
sus manos, la imagen de su esposa muera yacía frente a él, de pie, como si aun
viviera, pero su piel permanecía pálida, con el maquillaje corrido de sus ojos,
y su cabello empapado de sangre, no pudo evitar gritar sobresaltado y correr
lejos de la habitación, se paro justo
frente a las escaleras, intento tranquilizarse para bajarlas lentamente sin
tropezar, pero todo su cuerpo se lo impedía, temblaba sin control. Una de sus
manos estaba cerrada en puño mientras que la otra estaba totalmente abierta,
Víctor dirigió sus manos al frente para poder observarlas, y otro juego de su
mente lo atormentaba, ambas manos empapadas en sangre, que suponía era de su
difunta esposa, mientras que la mando que mantuvo en puño, sostenía un cuchillo
alargado de cocina fina, al ver esto no paso ni un segundo para pensar en
soltar el cuchillo. Bajo las escaleras torpemente y sin siquiera llegar a la
mitad de estas tropezó dejándose llevar por la gravedad, hasta caer
inconsciente en la alfombra.
Después de lo que parecían unos minutos, Víctor despertó,
con la mirada fijada en el techo gris de esa habitación, sus manos no estaban
empapadas en sangre y aquella mañana se había convertido en noche, un sencillo
bombillo de luz amarilla alumbraba esa habitación gris, ni la noche lograría entrar en aquel lugar
envuelto entre varias barras de hierro.
En aquel triste silencio susurro con su voz seca como el
desierto – Yo la mate, yo la asesine – Repitió una o dos veces, su mente ahora
era atormentada por sus recuerdos, y su cuerpo maltratado por el olvido de
aquella que ahora era su habitación, la que lo acompañaría el resto de su vida
y la que seguiría allí para el resto de su muerte, donde seria torturada su
alma con cada recuerdo sin sentido que aun mantenía sin respuestas.
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